miércoles, 26 de mayo de 2010

“Pensamiento y actitud del wayuu y el alijuna frente a la eventual muerte de Maleiwa”

DAYAN HERRERA BERNAL
CARRERA DE ESPAÑOL Y FILOLOGÍA CÁSICA
DEPARTAMENTO DE LINGÛÍSTICA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
BOGOTÁ
2007

“Los Wayuu son una tribu de pastores que habitan la península de la Guajira en la costa norte de Colombia y Venezuela, donde viven sin tener en cuenta las fronteras. Su territorio ocupa una extensión de cerca de 15,300 Km2, de los cuales 12,000 Km2 corresponden a Colombia en el departamento de la Guajira y 3,380 Km2 pertenecen al estado de Zulia en Venezuela.” Es lo que podemos encontrar al buscar en Internet la información básica sobre quiénes son los Wayuu, pero además lo que comúnmente sabemos es que son hábiles tejedores de hamacas y mochilas y que beben chirrinchi, todo esto gracias a la popular novela “Guajira” presentada hace algunos años por el canal Caracol. Pero la realidad va más allá, los wayuu se han caracterizado por ser un pueblo que no se rinde fácilmente ante los problemas gracias a la sabiduría de sus ancestros han logrado convertir en suyo el inhóspito, fiero y misterioso mar de arena que es el desierto. Ahora que esta sabiduría no viene del hombre, son Maleiwa, padre y creador de los wayuus y otros dioses protectores como Juya, dios de la lluvia, que desde su creación (la del wayuu) le han revelado los secretos del desierto, la naturaleza, los animales, la vida en este mundo y en el de los espíritus; sin embargo parece ser que toda esta riqueza cultural se está viendo amenazada por la intrusión del hombre blanco o alijuna, como nos llaman los wayuu, lo que conlleva a la extinción de ese mágico mundo regido por Maleiwa.
La colonización por parte del alijuna ha traído consigo “el progreso” que se manifiesta en la explotación de minas de carbón, la extracción de sal, el aprovechamiento de la energía eólica y el hallazgo de gas natural, entre otros. El desierto dejó de ser para el alijuna ese lugar inhóspito, estéril y salvaje para convertirse en una nueva mina de oro. Lo triste de todo esto es que ese progreso no ha beneficiado a la comunidad wayuu, quien primero tuvo que afrontar el abandono y el olvido del estado, ahora después de tanto tiempo de vivir en condiciones más que precarias, debe verse expropiado y desalojado de sus tierras mientras otros se enriquecen con los tesoros del desierto.
La intromisión por parte del alijuna no sólo ha significado un cambio abrupto en el paisaje, sino también, en la forma de vida y las costumbres del wayuu, quien ahora ya no se siente a gusto con lo que la naturaleza le ofrece poniendo en duda su modo de vivir y las enseñanzas de sus dioses. La causa de esto es que el alijuna le ha impuesto su propio mundo: la nueva tecnología como los carros, que vienen a remplazar las largas horas de caminata en las que los wayuu aprendían a conocerse a sí mismos y a sus vecinos, y la televisión que deja a un lado el sentarse a escuchar las historias de los alaula (abuelos o tíos maternos), los avances de la ciencia como la medicina que logra que se cambien los remedios de la naturaleza por fármacos y; talvez lo más terrible de todo el dinero, que en la mente del alijuna representa el poder, llenando así el pensamiento y el corazón del wayuu de ambición, inconformismo y vergüenza por su origen. Si bien en principio los wayuu como colombianos y venezolanos tienen el derecho a acceder a todo lo que el mundo moderno les pueda ofrecer la depravación del verdadero fin para el que han surgido todos estos avances pone en peligro no sólo el pasado cultural del wayuu si no también su dignidad.
Por terrible que parezca la crisis por la que esta pasando la comunidad wayuu no es algo nuevo, en un mundo en el que prima la globalización y el dominio de la cultura occidental sobre otras, es común ver que estas pequeñas sociedades sean absorbidas y pierdan su identidad. Si bien es cierto que gran parte del problema radica en que el alijuna imponga su modus vivendi como modelo único de civilización y progreso, también es cierto que el wayuu ha ido abandonando paulatinamente sus costumbres.
Uno de los cambios más radicales se han dado frente a las creencias y prácticas religiosas, es el que muchos wayuus se han ido convertido al cristianismo siguiendo las enseñanzas de un pastor o sacerdote, olvidando así la sabiduría del ou’utshi y los mensajes de los Yolujas , buscando tras su muerte llegar al paraíso en vez de al Jepirra tradicional santuario para el espíritu de los muertos, transfigurando al Joluja, de espíritu amigo a demonio enviado por el diablo y temiendo a lo más sagrado para cualquier wayuu el sueño, vía de comunicación directa con sus dioses y antepasados, rompiendo así el más fuerte lazo con su pasado. La religión evangélica seduce al wayuu por la posibilidad de llegar a tener una alteración en las normas de mando y decisión, es decir, que las posiciones y la función social que le era propia y exclusiva de los mayores como la representación de la casta y la mediación y toma de decisiones en conflictos de toda índole ahora sería también accesible a los más jóvenes. Frente a esta encrucijada del creer o no creer en Dios o en Maleiwa la comunidad está dividida se dice que algunos de los ancianos están abrazando la nueva fe, que los adultos buscan regresar a sus orígenes en tanto que los jóvenes y niños quienes son los más afectados no están seguros de que camino seguir. La religión no es la única causa del progresivo deterioro de la cultura, otros factores como la educación que además de escasa no incluye el conocimiento propio de la comunidad, es decir está creada por alijunas para alijunas sin tomar en cuenta las necesidades y particularidades propias de un país multicultural.
El mundo del wayuu sólo podría sobrevivir y ser rescatado si tanto alijunas como wayuus ponen de su parte: el alijuna ha de aprender a respetar y ser consiente del valor que hay en las diferencias culturales, apoyando su preservación desde la academia y deponiendo la indiferencia para con nuestros compatriotas; por su parte el wayuu debe asumir que el mundo esta cambiando y le es necesario adaptarse, pero no por ello está obligado a abandonar sus costumbres ni avergonzarse de su origen.



Cristianismo: Entiéndase por cristianismo cualquier tipo de creencia con fe en Cristo.
Ou´utshi: Especie de chaman que se comunica con los espíritus de los muertos.
Yoluja: Espíritus de los muertos, pero también toda aparición sobrenatural . Extractado de: (Asombros de la tierra de los Yolujas).



BIBLIOGRAFÍA.
MEDINA Sierra Abel, Asombros de la tierra de los Yolujas. Fondo Editorial Cantos De Juyá. 1999
www.geocities.com/jayir/wayuu Vista 20 julio de 2007.

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