lunes, 24 de mayo de 2010

Diálogo de Saberes

Memorias

1er Encuentro Amazónico de Experiencias

Diálogo de saberes

Letecia, 10 al 12 de Noviembre 2008.

Editado por: Catalina Pérez

Juan Álvaro Echeverri

EN EL ENFRENTAMIENTO CON

EL BLANCO O ALIJUNA – pág: 76.

Rafael Segundo Mercado Epieyu, indígena wayúu de la zona media

Guajira. Estudiante de lingüística de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá.

Valientes y arrojados en domar sus potros, veloces como el viento en la carrera, prácticos en el manejar las armas de fuego cabalgando en sus briosísimos caballos, sufridos en la intemperie a que su vida nómade los expone siempre, perspicaces y maliciosos conocen en su territorio todas las celadas y estratagemas de la guerra y un valor heroico en el combate, son casi inconquistables por la fuerza” (LaOpinión Nacional, 1877, Nº 2473).

La Guajira ha sido escenario de grandes acontecimientos sociales, culturales, económicos y políticos que han hecho de su gente una comunidad batalladora. El wayúu ha presenciado y soportado dos tipos de enfrentamientos, el que buscaba su muerte física a través de las balas y el que pretendía acabar con sus creencias a través de la evangelización. Estos enfrentamientos, que sostuvieron los indígenas wayúu con los españoles, crearon en el viejo continente la idea de que el indio wayúu era un salvaje y un sanguinario, como aparece en la Revista Credencial Historia: el gobernador Soto de Herrera había dicho que eran

“bárbaros, ladrones cuatreros, dignos de la muerte, sin Dios, sin ley y sin rey”.1[1] Sin embargo, la valentía con que éste defendió su soberanía también despertó admiración entre los mismos conquistadores. Esta quedó registrada en los escritos del mismo virrey Pedro Messia de la Cerda: “por lo que respecta a hacer la guerra, los he visto manejar un fusil y fatigar un caballo como el mejor europeo, sin olvidar su arma nacional: la flecha; a esto le acompaña un espíritu bizarro con mucha parte de racionalidad adquirida en el inmemorial trato y comercio que han tenido con todas las naciones”.2[2]

EL CAMBIO DE CREENCIAS

Las primeras generaciones de conquistadores describieron América. Su escritura era fundacional, un discurso mediante el cual se pretendía construir, desde la palabra, la nueva identidad del colonizado y su territorio pero a partir del mundo simbólico de quien escribía.3[3]

Los cambios que ha sufrido la cultura wayúu, particularmente cada uno de sus miembros, se han debido a la introducción de algunas prácticas rituales desde la época de la colonia: el bautismo, el matrimonio junto a la prohibición de las prácticas religiosas propias. Un ritual que se ha debilitado a través del tiempo es el encierro de la niña al pasar a ser mujer, esto sucede en su primera menstruación. La pubertad de la mujer wayúu tiene un significado que vas más allá de verla encerrada, es una apertura del espíritu humano a las radiaciones de las fuerzas espirituales que sólo pueden invadir el alma humana bajo la virtud de la pureza. Cada vez que se hace el rito del encierro de la niña-mujer se actualiza el mito del tejido porque es precisamente en el encierro donde se encuentra con las fuerzas divinas de las diosas de los tejidos. El tejido es un don legado a las mujeres. Esto queda en un lenguaje pleno de significaciones para expresar cómo se forma la trama del tejido y de los colores en un lenguaje propio del wayúu. Como se anotó arriba, en el momento en que los españoles introdujeron sus normas sociales y sus pensamientos llenos de demonios y de brujas, cambió el pensar del wayúu. Los españoles creían tener razón en todas las cosas y a los wayúu los percibían como creyentes de cosas inexistentes. Para dar un ejemplo, el wayúu cree en una planta de nombre alania que posee virtudes protectoras y conservadoras; al español no le cabía en la cabeza que un pedazo de vegetal pudiera poseer fuerzas protectoras y lo relacionó inmediatamente con brujería. En la actualidad se pueden seguir viendo esos cambios con más fuerza, ya no por la religión católica sino por otras sectas religiosas.

EL SIGNIFICADO DEL VOCABLO ALIJUNA DESDE LA SEMÁNTICA WAYÚU

Fue violento el trato que se le dio a los wayúu por parte de los españoles: los wayúu se atemorizaban cada vez que los veían venir por lo que avisaban a los demás de esta manera: jalia iseichi junai que significa cuidado ahí viene el tirador. Así gritaban para alertar a los demás de la presencia de quien llegaba disparando al indio wayúu. Esta expresión, que era un grito de advertencia por parte del indígena, con el tiempo se volvió un sustantivo, pasó a ser el nombre del español. Se dejó de pronunciar la [j], la [a], [iseichi] y la vocal [i] y quedó sintetizada en la exclamación de advertencia así: –alijuna- que hoy es el nombre para todo blanco que llegue a la Guajira. El indígena wayúu dice: “es un alijuna”, y para los investigadores es el vocablo que distingue al visitante blanco que según ellos significa extranjero. Si se detuvieran a estudiar la historia sobre el encuentro del español con el indígena wayúu, estoy seguro que se darían cuenta del verdadero significado, porque

alijuna no significa extranjero significa tirador que causa dolor. De esta manera se muestra cómo los nombres en wayúunaiki (lengua wayúu) tienen una relación con su significado.

Es importante resaltar que, según los viejos, ésta palabra o nombre, “el-que-causa-dolor”, se usa también para referirse a todo lo que el blanco posee o lo que ha llevado a la Guajira: alijuna es también la televisión, por ejemplo. Estos objetos alijuna han llevado a los jóvenes

wayúu a no respetar lo que es “ser wayúu”; ser wayúu es pensar como wayúu, es seguir respetando todos los valores culturales, es seguir respetando a los mayores, es sentarse en la madrugada y escuchar a los abuelos, es seguir respetando la palabra y hacerla cumplir porque todo lo que se dice se tiene que hacer. El hechizo alijuna ha encantado a los jóvenes wayúu y eso es lo que ha hecho que ellos dejen de pensar como wayúu. Los viejos dicen que eso es malo porque todo lo que es alijuna enseña a los jóvenes a no obedecer ni respetar a los abuelos; según ellos, los abuelos, el mundo sonoro alijuna es lo que ha hecho que estos jóvenes wayúu no dialoguen en la madrugada con ellos porque prefieren ir a las discotecas y levantarse a altas horas de la mañana; precisamente, eso es “no ser wayúu”, eso es “ser alijuna”. Así dicen los abuelos, con la mirada perdida entre la tristeza al saber que sus jóvenes están enviciados con el mundo de la escritura, de la copia y de la moda.

DESCRIPCIÓN DE LA LENGUA DESDE DEL PENSAR DE OCCIDENTE

Algunos de los análisis que se han hecho sobre los marcadores de género de la lengua wayúunaiki, intentan equipararlos a los marcadores de género de la lengua castellana. Agrupan lo femenino en un paquete y en otro lo masculino y nada más. No se han detenido a mirar cómo es que se comportan esos marcadores, o lo que han llamado los filósofos, la fuerza elocutiva o la intención del hablante al producir ese acto de habla con esos marcadores de género. “En el guajiro también se clasifican los sustantivos y los pronombres de acuerdo al género”, escribe Richard Mansen, lingüista del Instituto Lingüístico de Verano,4[4] pero esa apreciación no es exacta. Por ejemplo, en wayúunaiki, la palabra eitüsü significa llueve o está lloviendo. El sufijo -sü es sufijo marcador del género femenino; sin embargo, hay algo en lo que debemos detenernos. La lluvia es hombre, de acuerdo a narraciones mitológicas, y la tierra es mujer. Se preguntarán por qué se convierte en mujer. En wayúunaiki lluvia es juya, es él quien sabe los secretos del agua y cómo utilizarla para el sustento de la vida. No es que juya se haya cambiado de sexo, es que lo que está cayendo es agua que genera vida, fuerza, que hace revivir y reverdecer la vida sobre la tierra. El agua en forma de gotas cayendo del cielo, es el semen de juya para fecundar la tierra mm´a para que así pueda dar vida. La palabra eitüsü viene de la palabra eita que significa poner algo, colaborar con algo para un bien común o para un beneficio de todos. Eso es lo que está haciendo juya cuando deja caer agua en la tierra mm´a para que los wayúu aprovechen ese aporte para el bien de todos.



[1]1. Eduardo Barrera, “La rebelión guajira de 1979”, Revista Credencial Historia (Bogotá: 6, 1990).

[2] 2. Ibid.

[3] 3. Jaime Humberto Borja Gómez, Los indios medievales de fray Pedro de Aguado: construcción del idólatra y escritura de la historia en una crónica del siglo XVI (Bogotá: CEJA, ICANH, Universidad Iberoamericana, 2002).

[4] 4. Richard Mansen y Karis B. Mansen, Aprendamos guajiro. Gramática pedagógica de guajiro (Bogotá: Editorial Townsend, 1984), p. 45.

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